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Carrocería 2
La carrocería es casi fundamental para unir a muchos componentes diferentes. En ella se manifiesta el deseo del comprador. Muy pocos aceptan una carrocería que no
les gusta a causa de una cierta motorización deseada. Aunque uno siente en que dirección se mueve el sesgo de la compra e incluso como la puede modificar a su
gusto, es después esencial de que siga este sesgo durante mucho tiempo.
Para el fabricante es el asunto aún más complejo. Tienen que idear algo nuevo en tiempos que cada vez se vuelven más cortos. Por supuesto no se debe enfadar a los
compradores actuales al reducir significativamente el valor de sus vehículos. También hay que tener en cuenta de no salirse demasiado de la línea del diseño de la marca.
La misión parece ser especialmente difícil, cuando el diseño que se debe reemplazar tuvo un gran éxito.
Es bastante más interesante para el equipo de diseñadores, cuando se sufre un fracaso con los modelos anteriores. Un tal desastre requiere por regla un cambio radical
del diseño. A causa de esto tienen que hacer los diseñadores de carrocerías un mayor trabajo, pero ahora tienen mas libertad con el diseño. A menudo sucede, que
detrás de un diseño audaz con su éxito correspondiente sigue otro menos exitoso.
Ahora, hay, por supuesto, varios criterios al decidir comprar un coche. Hay aquellos que están influenciados por la carrocería, que elegiría un diseño elegante o exitoso, algo que podían mirar todos los días y pueden
satisfechos. Luego también está el coche como un símbolo de estatus. En este caso, uno escogería un modelo más grande, más conspicuo. Siempre es difícil, satisfacer a ambos tipos de compradores.
Loco los compradores de automóviles que gastaron mucho dinero para un Saab, para enfatizar que no consideran su coche como un símbolo de estatus. O la gente que compra un Golf, pero el debe ser un Beetle
nostálgico. Tal vez los administradores de Ford también, que se negó a conducir un Ford Scorpio y, por tanto, arriesgaron su posición. O los jóvenes que ponen más dinero en un vehículo más viejo como un coche
nuevo habría costado.
Lo que la elección de ropa significa para cualquier número de italianos que viven en Milán o incluso Roma, a través del cual se identifican es, por ejemplo, para un número de alemanes, su coche. Puede ser visto
como algo como una segunda piel. Uno puede subir fácilmente del coche con vaqueros harapientos, pero no de un coche abollado. Una gran cantidad de burla amenaza a quien, una vez eligió el coche equivocado
y luego no puede revenderlo porque nadie está interesado.
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