La luz del vehiculo debe de iluminar la calzada delantera de tal manera, que con la menor salida de luz cubra de forma uniforme toda la superficie, sin molestar a los conductores que vienen de frente. Los pilotos rojos aseguran el vehículo por la parte trasera. Con ello no solo se tiene que adaptar todo el sistema de iluminación a la forma de la carrocería, sino que también apoyar ciertas intenciones del diseño (valor de reconocimiento). Esto se aplica recientemente a la parte trasera, para distinguir diferentes variantes de carrocería del mismo tipo, por supuesto con el mismo diseño básico y a veces incluso con características de la marca. Evidentemente es el diseño de la parte frontal todavía importante. Así que se denominan los faros del automóvil a veces también como los "ojos" del coche. Dado que estos favorecen la aerodinámica y por eso en su forma cada vez se parecen mas (a veces también características de la marca), son los faros un signo de identificación. Hay que pensar solo en el aun típico anillo que tienen las luces de estacionamiento del BMW. El diseño nocturno como signo de tipo, marca y de identificación.

Las exigencias futuras al sistema de iluminación son mucho más complejas. Aquí se espera de que la luz se encienda y se apague por si misma. Que pueda adaptar su alcance en la autopista o con ciertas curvas. Por dar un ejemplo, en la autopista a partir de 90 km/h aumenta la fuerza de luz, y a partir de 110 km/h alarga la luz del faro de la calzada lateral. En las curvas reacciona el sistema a los movimientos del volante y mueve los faros en su dirección. La luz direccionada en curvas reacciona también adicionalmente a la conexión del intermitente. Aquí trabaja un faro adicional, el que se usa en cruces de carretera, en rotondas y con la marcha atrás. No obstante se vincula este sistema a una cierta velocidad. 05/11

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