Mediante tres, cuatro o incluso hasta cinco sensores se envían ondas ultrasónicas para determinar la distancia y vigilan el tiempo transcurrido hasta su reflejo. El resultado lo envían a una unidad de control. Esta funciona cuando se enciende la luz de la marcha atrás. Hace inicializar el sistema completo y permite hacer al relé acústico una señal corta acústica. Aquí no avisa entonces una lámpara de señalización al apagarse que el sistema esta en orden (tal como el ABS), sino una señal acústica. En caso que este no suena al poner la marcha atrás, estonces muestra este un fallo del sistema.

Con distancias entre 160 cm y 20 cm hacia un obstáculo, se hacen las pausas entre los tonos cada vez más cortos. El tono constante avisa al mismo tiempo el posible contacto. Como la unidad de control también puede comparar las señales de los sensores individuales, se puede calcular la distancia exacta de los obstáculos, que se encuentran entre dos sensores. También se detectan grandes obstáculos. En este caso se apaga el tono constante durante un cierto tiempo mientras la distancia no cambia.