Los hay sin ninguna posibilidad de influencia desde el exterior, pero también con mucha electrónica o hidráulica. Pero sin embargo una cosa lo tienen prácticamente todos juntos, el autobloqueo del engranaje diferencial con uno o dos embragues de discos en ambos lados de los ejes de tracción laterales.

La construcción básica es muy antigua y por eso esta aprobada. El conjunto de discos bañados en aceite desarrolla cuando es necesaria la fricción suficiente para acoplar los dos lados de tracción de 25 hasta aprox. 70 por ciento de fuerza. Con problemas de tracción como por ejemplo entre los dos lados de un eje de tracción, se reparte el par motor a la rueda que mejor agarra.

Tales diferenciales de bloqueo existen en transmisiones finales (bloqueo del diferencial lateral), pero también con engranajes distribuidores entre los ejes (bloqueo del diferencial central). En sus tiempos estas láminas se presionaban mediante un mecanismo adecuado con grandes diferencias de revoluciones entre las ruedas. También sólo eran accionadas por muelle, las que tenían solo en estado nuevo el efecto de bloqueo con el porcentaje ajustado.

Ambos embragues de discos se accionan ahora cuando es necesario desde afuera mediante la presión hidráulica. La presión hidráulica es generada por una bomba apropiada. Mediante el control correspondiente de la electrónica se actúa el pistón de anillo (Fig. 2) y comprime el paquete de láminas. Ajustando la presión es posible de conseguir una cierta diferencia de velocidad.

Estos diferenciales de bloqueo no sólo se accionan por la hidráulica, sino que también sobre acoplamientos magnéticos. Como bloqueo del diferencial central se puede omitir la compensación de marcha real y con sólo un acoplamiento conectar el eje delantero con el trasero, un continuo desarrollo del acoplamiento Haldex.